Entre 30 y 45 minutos de riego automático localizado es la fórmula perfecta para conseguir el máximo rendimiento en cada parcela del cultivos de chufa en número de kilos, con un uso más eficiente del agua y en un escenario de escasez hídrica.
Este es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) sobre el manejo óptimo del riego localizado para este tubérculo autóctono en un ambiente de sequía, que ha sido publicado en la revista internacional Agricultural Water Management.
El estudio señala también que, si la disponibilidad de agua no es un factor limitante, el máximo rendimiento se consigue automatizando el riego en función de la humedad del suelo a un total de 20 centímentros de profundidad.
Tradicionalmente, el objetivo de los investigadores y productores ha sido aumentar los rendimientos o los beneficios de los cultivos pero ahora, en el escenario actual, el agua de riego se ha convertido en un recurso limitado y las previsiones hacen ver que lo será más todavía, por lo que el uso eficiente del agua es de primordial importancia.
«Por ello, actualmente el principal desafío es lograr una alta eficiencia del agua de riego, sin que disminuya la producción», ha manifestado a EFE Núria Pascual Seva, profesora del Departamento de Producción Vegetal de la UPV.
Explica la investigadora que este estudio «da las claves para responder a este desafío, en un futuro escenario de mayor escasez hídrica».
En estudios anteriores, los investigadores de la UPV analizaron la respuesta de las plantas ante distintas estrategias de riego, tanto en riego por surcos como en riego localizado y en este trabajo concluyen cómo conseguir elevados rendimientos y altas eficiencias en el uso del agua de riego.
Para ello, compararon varias estrategias de riego, determinando la dosis de agua en función de la humedad media del suelo y de la humedad a 20 centímetros de profundidad, que es la máxima profundidad alcanzada por las raíces, además de comparar estas dos estrategias con la aplicación de un volumen fijo de agua en cada riego.
Durante las campañas 2015, 2016 y 2017 instalaron en las parcelas experimentales de la UPV sensores a 10, 20 y 30 centímetros de profundidad.
«Controlando la humedad a distintas profundidades, con diferentes estrategias de riego, consigues tener rendimientos y eficiencia de riego elevados», ha manifestado a EFE el director del Centro Valenciano de Estudios sobre el Riego, Bernardo Pascual.
El estudio concluye que cuando la disponibilidad de agua no es un factor limitante el máximo rendimiento se consigue automatizando el riego en función de la humedad del suelo a 20 centímetros de profundidad, por lo que, según Nuria Pascual, «más allá de esta profundidad no es necesario mantener el suelo húmedo».
Mientras, en el caso de que la disponibilidad de agua esté limitada, o de que no sea posible la utilización de sensores de humedad en la automatización del riego, el estudio recomienda la aplicación de una dosis de riego de entre 30 y 45 minutos.
«De este modo, conseguiremos la máxima producción con el mínimo gasto de agua posible», ha afirmado Bernardo Pascual.
En la actualidad, el equipo investigador trabaja en determinar las necesidades hídricas del cultivo de la chufa para poder ajustar el riego a las necesidades de este cultivo.