Ricard Camarena

Cocina  marcada por la búsqueda constante del sabor. Respetamos la identidad de cada producto, para que, de forma conjunta, con otros ingredientes, formen sabores nuevos llenos de matices casi inesperados.

PRECIO MEDIO. 120 €

La mayoría de productos que adquirieren son de cercanía. En el caso de las verduras y hortalizas el diálogo que mantenemos con el productor, establece unas sinergias de trabajo que se traducen en decisiones comunes, en cada uno de los momentos cruciales de la vida del producto: siembra, cultivo y recolección. Se establece una relación sostenible entre el restaurante, el productor y la tierra.

El nuevo Ricard Camarena luce un comedor, luminoso y amplio, y muchos espacios por donde van sucediéndose las diferentes escenas en las que se divide el menú. Primero llega el bar, donde uno encuentra la primera toma de contacto con el restaurante. Es una especie de cámara de descompresión que sirve para desconectar del mundo exterior para empezar a entrar en el universo Ricard Camarena. L

uego pasaremos a ese comedor amplio, elegante y sobre todo luminoso; más tarde a la cocina, que forma parte del salón y por donde probablemente nos inviten a pasar; después llega la terraza del café… Todo viene envuelto en ese complejo cultural llamado Bombas Gens. Junto a ese cambio de espacio hemos visto a un Ricard más volcado en su restaurante gastronómico.

El menú degustación recoge el trabajo de investigación que Camarena ha ido realizando en los últimos años. Hoy, su menú es una sucesión continúa de hallazgos como en muy pocos restaurantes españoles. En cada plato encuentras un producto o una técnica novedosa. Por un lado están esas verduras de nueva generación que produce él mismo en la huerta de Meliana. Son semillas de siempre a las que, con un manejo adecuado, consigue descubrir una cara nueva de cada hortaliza. Luego están esos caldos maravillosos que han hecho escuela. Son suaves, ligeros y llenos de matices. Y por último ha entrado también en el mundo de las salsas. Uno de los cocineros más vanguardistas del país gira la mirada hacia las muselinas, las holandesas o las americanas. Pero, obviamente, no para rescatarlas sino para reinventarlas consiguiendo texturas más sedosas y sabores más complejos. El nuevo Ricard Camarena luce algo más que un nuevo espacio. Luce un compromiso mayor con la creatividad y una ambición mal disimulada por seguir ascendiendo escalones en el panorama gastronómico nacional. Nosotros lo ponemos muy arriba porque estamos  seducidos por su talento creativo.

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